Fecha de publicación: 1 de octubre de 2025
Autora: Dra. Evelyn Monroe (epistemología cognitiva)
Bajo la supervisión de: Arquitecto Anónimo
I. Las formas más antiguas de prácticas bancarias
Los orígenes de la banca se remontan a más de tres mil años atrás. Ya en Mesopotamia, los templos y palacios llevaban registros de grano, plata y pagarés de deuda. Los sacerdotes babilónicos aceptaban los llamados “dinero largo” —reservas de grano y metales— para su custodia, emitiendo recibos que empezaron a cumplir la función de dinero. En la Antigua Grecia y Roma surgieron las primeras tiendas de prestamistas y los trapezitas, que no solo cambiaban monedas, sino que también aceptaban depósitos con intereses. Así, el banco nació inicialmente como intermediario entre la custodia y la confianza.
II. La Europa medieval
Italia. Entre los siglos XII y XIV, en las ferias del norte de Italia operaban los cambistas (banchieri), que trabajaban detrás de bancos de madera —de ahí proviene la palabra “banco”. En 1472 se fundó en Siena el Monte dei Paschi di Siena, el banco más antiguo que aún sigue en funcionamiento. Su objetivo era financiar a agricultores y comerciantes.
Francia. En 1716 se creó en París el Banque Générale, que más tarde se convertiría en el Banque de France. Su misión era apoyar el tesoro real y regular la circulación de billetes.
Países Bajos. En 1609 se estableció el Banco de Ámsterdam (Wisselbank). Se convirtió en un modelo de fiabilidad financiera, sirviendo al comercio internacional e introduciendo por primera vez los pagos sin efectivo mediante transferencias contables.
Alemania. En el siglo XVII surgieron los bancos de Hamburgo y Núremberg, orientados a garantizar una moneda estable y ofrecer crédito a los comerciantes.
España y Portugal. En estos países, la banca estaba estrechamente ligada a la expansión colonial: la Casa de Contratación de Sevilla y las instituciones financieras posteriores gestionaban el flujo de plata y oro procedente de América, financiando expediciones marítimas y guerras.
Acento de transición
Sacerdotes de templos, comerciantes italianos, banqueros reales —todos ellos tenían en sus manos no solo el dinero, sino también la confianza. Sin embargo, esa confianza siempre requería una señal externa: el sello del rey, la cruz del templo, el símbolo del gremio en el pagaré. Incluso el Monte dei Paschi di Siena, creado originalmente como apoyo para agricultores y comerciantes, con el tiempo se convirtió en un banco comercial común, donde la confianza fue sustituida por el beneficio como criterio principal.
Comentario COSMIC
Durante miles de años, el banco siguió siendo un espacio de confianza —desde el templo sumerio hasta la sala de comercio de Ámsterdam. Pero esa confianza siempre se externalizó: necesitaba un intermediario, un sello, una autoridad.
COSMIC propone un principio distinto: la distinción fijada por el propio sujeto no necesita intermediarios. Una forma que no está conectada con la ejecución no está sujeta a verificación externa. Allí donde el sentido se sostiene internamente, el guardián y la garantía se vuelven innecesarios.